miércoles, 11 de febrero de 2015

Capítulo 1: La casa de las Amapolas.

Las amapolas significan, entre muchas otras cosas, la muerte y el consuelo. Por lo que el nombre del lugar era demasiado apropiado.

Aquel día me vestí con un traje y me miré al espejo pensando en lo extrañas que se estaban tornando las cosas. Mis planes de irme del país habían desaparecido y ahora estaba obligado a ir a un lugar que desconocía, pero no me alteraba mucho, pensaba que, después de todo, no me pasaría nada grave.

Y estuve en lo cierto, lo sigo estando.

Miré mi reloj que marcaba las doce del medio día con un minuto, y cuando volví mi mirada al espejo pude ver que detrás de mí había un joven pelirrojo -notoriamente teñido- quién me miraba sonriente. La sonrisa era porque por fin me podía mirar de cerca sin esconderse como siempre lo había hecho. Se presentó como Xiah, y me pidió que me apresurara en bajar y subir al auto que me esperaba.

-Por fin puedo verte frente a frente, he estado siguiéndote por seis años.- Me dijo sin borrar su sonrisa -Haz crecido mucho Fanfan.-

-¿Fanfan?-

-Así es como te llamo, ahora puedo decírtelo sin miedo.- El detuvo su andar -Todos están esperándote.-

Entré al auto y me dediqué a mirar por la ventana mientras jugaba con mis manos. En algún momento las calles se me hicieron desconocidas, no sabía hacia donde estaba el norte, pero me consolé sabiendo que habían muchos desconocidos vigilándome.

Supe que había llegado cuando miré las flores violetas que adornaban el jardín de un enorme edificio. No era moderno, era más bien viejo y algo descuidado. El auto se detuvo frente a la entrada del edificio y el chófer abrió la puerta para que saliera. Lo primero que vi fue a un joven con rostro adorable, parecido a un baozi, sentado en el peldaño que había en la entrada.

El sonrió y se acercó a mí rápidamente, como si hubiera esperado por mí mucho tiempo. Tomó una de mis manos y sonrió mirándome.

-Mi nombre es Xiumin, tu nombre es Wu Yifan, y ahora te enseñaré tu futura labor como heredero de éste lugar- Me dijo mientras me tiraba de la mano para hacer que caminara más rápido.

Más tarde, yo aprendería que su nombre real era Minseok.

Después de subir doce pisos, la puerta del ascensor se abrieron. Habían varias puertas a lo largo del pasillo, pero sólo una, la que tenía el número 12, era verdadera. Las otras sólo eran para guardar las apariencias, sólo había un departamento en aquel piso.

Xiumin abrió la puerta y dejó que pasara antes que él, invitándome con un gesto de su mano a entrar. Era un departamento, una casa normal, grande, pero normal. No se acercaba a lo que yo creía, pensaba que habrían muchos chicos paseándose en poca ropa, pero en realidad no había alma más que nosotros dos en aquella parte de la casa.

-Ve al comedor y elige un puesto. En un momento serviré los platos- Me dijo apuntando con su dedo el lugar al que debía dirigirme.

Mientras esperaba miré la decoración del departamento, no era nada del otro mundo, no poseía porcelana, o cuadros famosos, de hecho, carecía de la elegancia que se supone que debería tener.

-Disculpa- Lo llamé cuando lo vi pasar cerca -¿Esta es la casa de las Amapolas?-

-En realidad, éste es mi hogar. U-know la llama la casa de las Amapolas porque tengo una obsesión con las amapolas violetas- Explicó sin mirarme -El lugar que tú conocerás como tu lugar de trabajo es otro, pero puedes venir aquí cada vez que lo desees, las puertas de mi hogar siempre estarán abiertas para la familia.-

No se refería a que éramos unidos como una familia, sino que todos compartíamos un lazo inquebrantable. La muerte.

Al poco tiempo entró Kyungsoo y JongIn, aunque en ese tiempo yo los llamaba mentalmente "el chico de los ojos grandes y el moreno sensual", Kyungsoo se sentó frente a mí y me analizó con su mirada. JongIn se quedó a un lado de él, vigilando cualquier movimiento que hacía.

-Así que es verdad.- Murmuró después de un rato -Kai, sabes el lugar en el que estás, puedes sentarte.-

El moreno sensual, Kai o JongIn, se sentó al lado de Kyungsoo, mostrándose más relajado y apartando la vista de mi persona para situarla en el otro.

-Perdón por la espera, aquí tienen sus platos.- Dijo Minseok acercándose con un carrito similar a los que hay en algunos restaurantes, dejando un gran banquete en la mesa. -U-know me dijo que se atrasaría unos minutos, debe estar haciendo cosas importantes con Hero.-

-Como seguir intentando tener hijos- Dijo Kyungsoo por lo bajo, haciendo que JongIn sonriera.

-Yifan, éste es Kyungsoo y su... compañero Kai.- Nos presentó, intentando no decir la palabra "sicario" hasta que Yunho llegara y me explicara todo como sólo él podía hacerlo. -Chicos, éste es Wu Yifan, trátenlo bien porque será el sub-líder.-

-¿Hyung?- Preguntó JongIn. Lo que debió haber preguntado en realidad fue "¿Acaso éste chico no sabe nada?" a lo que Minseok asintió mientras se sentaba a mi lado y comenzaba a comer.

La palabra "compañero" no podía ser más inadecuada para explicar la relación de JongIn y Kyungsoo. Incluso frente a mí, Kyungsoo le daba de comer a JongIn, limpiaba los restos de salsa del moreno con una servilleta y cuando creía que Minseok me distraía lo suficiente con sus preguntas besaba a JongIn silenciosamente.

Podría haber dicho amantes y me hubiera creído la historia de mejor manera.

Yunho entró seguido de Jaejoong cuando ya todos habíamos acabado de comer, de hecho, estábamos compartiendo una enorme copa de helado, con diez sabores diferentes, lleno de crema y berrys. Aquél helado era maravilloso, un regalo del cielo ¿Qué saben ustedes sobre helados? Eso, eso sí que era glorioso.

Gracias a la gran copa de helado me hice más cercano a Kyungsoo y JongIn, ya que el de ojos grandes era bastante curioso. Me preguntaba entre bocados, y yo le respondía de la misma manera. JongIn era más callado, es un chico tímido, por supuesto que le costaba hablar con el extraño que era yo en ese tiempo.

-Ya estás aquí- Dijo Yunho con una sonrisa. Ni siquiera un "lo siento, estoy tarde" o un "Buenas tarde Yifan". Se sentó en la cabecera de la mesa y a un lado de él se sentó Jaejoong.

Minseok rápidamente les llevó comida para que se sirvieran, y Yunho comenzó a comer sin mostrar muchos modales, en cambio Jaejoong no perdía la elegancia que lo caracterizaba.

-Entonces... ¿Ya estás enterado de todo?- Me preguntó Yunho masticando su comida. Yo negué.

-Quería esperar hasta que tú llegaras, ya que eres el mejor para explicar todo ésto- Se excusó Minseok.

-No te preocupes Xiumin, lo entiendo. Perdón por ocupar tu hogar como centro de reuniones, pero sabes que ningún otro lugar sería más seguro que éste.- Le dijo a Minseok. -Como sea, llegó la hora de revelarte el secreto que todos compartimos. Redoble de tambores por favor.-

Jaejoong y Kyungsoo rodaron los ojos, mientras que JongIn y Minseok golpeaban la mesa con sus palmas como si fueran tambores, eso terminó con un gesto de la mano de Yunho.

-Esta es una organización de asesinos a sueldo, también llamado sicarios. Algunas personas millonarias pagan enormes cantidades para hacer que alguien muera, así que nuestra labor es asesinar a quién se nos pida sin dejar evidencias, el crimen perfecto.- Explicó Yunho antes de devorar su arroz -¿Me das más jugo, Xiumin?-

Xiumin le rellenó el vaso con jugo, y después de que Yunho volviera a vaciarlo pudo seguir con su relato.

-Tu padre y yo somos los encargados de recibir los pedidos, ya sabes, de juntarnos con los millonarios y tener claro a la víctima. Además de hacer algunas fichas aburridas, pero en general no es mucho trabajo, sólo unos bla, bla, bla, por aquí y por allá y tienes un trato- Dijo antes de meterse un trozo de carne a la boca -El trabajo sucio lo hacen los sicarios, a quienes tenemos vagando por las calles. Ellos se encargan de matar y después de hacerlo te avisan personalmente. El asunto importante para ti es que no vas a estar a salvo desde ahora, así que, al igual que yo y Kyungsoo, tendrás un sicario personal que te proteja de los que quieran matarte.-

-Espera... ¿Me estás diciendo que voy a trabajar con asesinos a sueldo y que para garantizar mi seguridad voy a tener uno siguiéndome?- Yunho asintió -No quiero tener un gorila detrás de mí por el resto de mi vida.-

-¡Oh!, No, los sicarios con los que trabajamos no son así ¿No crees que sería muy obvio si mandamos a unos hombres gigantes con músculos exagerados?- Me preguntó Yunho -Si quieres ver a un sicario de los nuestros, sólo tienes que mirar a Hero y a Kai.-

Jaejoong me miró con su frialdad natural, mientras que JongIn me saludó con la mano sin muchas ganas.

De Jaejoong podía esperarlo por nuestro primer encuentro, pude notar que era hábil con las armas y que sus movimientos eran tan silenciosos como un gato, además de tener una fuerte determinación. Pero JongIn parecía tan joven, tan joven. En ese tiempo tenía sólo dieciséis años pero ya había matado con anterioridad. El mismo Kyungsoo me contó que era el mejor de su generación y que fue digno de ser su guardián por haber matado a todos los aprendices con los que había vivido mientras entrenaba para convertirse en sicario. Eso quiere decir que mató a cerca de veinte asesinos él solo. JongIn tendría unos catorce años cuando sucedió eso.

-Como podrás adivinar, no tienes opción para negarte.- Me dijo Yunho.

Quise matarlo en ese momento. Yunho parecía un infeliz que jugaba con las vidas de las personas, y ahora yo era un peón más con el que podía hacer lo que desease. Ahora entiendo que no es así, pero ¿Qué iba a saber yo si acababa de conocerlo el día anterior?

Si no mal recuerdo, después de esa frase llegó JongDae con algunas bolsas con comida. Minseok se apresuró en abrazarlo y besarlo a penas lo vio. Le pregunté a Yunho si él también era un sicario a lo que él contestó "No, es sólo el novio de Xiumin y uno de nuestros doctores personales".

Después de aquello Yunho se levantó y tomó mi muñeca para que lo siguiera por los pasillos con Jaejoong detrás de ambos, sigiloso como un gato.Habían muchas puertas en el pasillo, en ese entonces no sabía, pero eran habitaciones que estaban disponibles para los sicarios que querían descansar o simplemente aburrirse en otro lugar.

Yunho golpeó dos veces una de las puertas con sus nudillos antes de entrar. Fue la primera vez que miré a mi amado Tao, mi niño. Él estaba acostado boca abajo en la cama, ocupaba el gorro de su polerón para cubrir sus cabellos y escuchaba música al volumen máximo con sus audífonos. Para hacerse notar, Yunho le tomó de un pie y lo jaló con fuerza haciendo que cayera al suelo, que no era muy digno de un sicario como los que había conocido anteriormente.

-¡¿Qué mierda te pasa Yunho?!- Maldijo Tao quitándose el gorro del polerón y mirándolo con molestia. Yunho sólo hiso una mueca antes de tomarlo con ambos brazos por sus costados y ponerlo de pie.

-Éste es Wu Yifan, desde ahora deberás protegerlo- Le ordenó Yunho pasándole un papel que Tao le quitó con furia antes de leerlo. Sus ojos mostraron algo de tristeza y se mordió los labios a la vez que asentía y guardaba el papel en uno de los bolsillos traseros de su pantalón ajustado.

Tao para mí era tantas cosas, y a la vez solo una: mi amor. Era libertad y encierro, pasión y furia, risas y llanto, sexo y amor. Tenía diecisiete años aquel día en que lo conocí, era alto, pero no tanto como yo, su piel era morena, pero lo que más destacaba en él era las ojeras bajo sus ojos. A cualquiera su apariencia le intimidaría, pero a mí nunca, solo podía estar curioso sobre él. Me fijé que su cuerpo era atlético, y que probablemente pudiera noquear a cualquiera de una patada.

En su cuello había un collar de oro con un símbolo parecido a un reloj de arena, al igual que dos pulseras en ambas manos con el mismo símbolo. Cuando le quité la ropa antes de hacerle el amor, unos días más tarde, pude ver que también tenía unas tobilleras con el mismo símbolo.

Tao era una generación mayor que JongIn, al igual que el moreno, fue el mejor. Era un experto en artes marciales, daba saltos mortales y todo eso, también sabía los puntos débiles de las personas, dejándolas incapacitadas al más puro estilo Matrix. Era un buen asesino, pero le faltaba aprender cosas de humanos que él, siendo criado para matar, nunca aprendió.

La primera vez que cruzamos miradas fue cuando Yunho se fue seguido de Jaejoong, diciéndome que en una semana comenzaría a trabajar, mientras tanto, podía hacer lo que quisiese dentro de lo permitido. En otras palabras, no podía irme del país, o matarme, o delatarlos. Pude ver en sus ojos que había sufrido por alguien, no supe por quién en ese momento, ahora lo sé y odio saberlo.

Con su hermosa mano, Tao me sentó en su cama y él sobre mi regazo, con las piernas abiertas cayendo a los lados y afirmándose de mi nuca. Me miró por mucho tiempo, como detallando con sus ojos mi rostro, lo que no era necesario, normalmente le habría tomado unos pocos segundos en memorizar mi rostro. Lo que él realmente hacía era encontrar las similitudes entre yo y mi padre.

-Wu Yifan- Dijo para sí mismo -Ahora no podrás escaparte de mí-

Le creí en ese momento. Al igual que creí que a pesar de estar tan cerca él no sería capaz de besarme. Y no fue así, nuestro primer beso fue ese día, en ese momento, con Tao en mi regazo con minutos de conocerme y yo permitiéndoselo agarrándolo de su estrecha cintura a la que me hice adicto al poco tiempo.

Recuerdo que me dejé caer sobre la cama y lo llevé a él conmigo, cambié las posiciones haciendo que él quedara debajo mío y lo miré con fuego en mis ojos. Lo volví a besar incontables veces, pasando mis manos por sus muslos que me encantaban, aproveché de morder sus labios tantas veces, tantas, como si fuera un dulce masticable. Me di cuenta que tenía un problema y que él también, entonces le bajé los pantalones y le masturbé haciendo que él soltara gemidos a mi oído, tan erótico que era Tao. Después de correrse, él hizo lo mismo conmigo, solo que utilizó su boca. El mejor sexo oral que he tenido, siempre ha sido Tao el culpable de ello. Me corrí en su boca y el muy sucio se tragó todo mi semen antes de volver a besarme.

Me hice adicto a sus labios, y agradecí que los sicarios fuesen casi como esclavos de sus amos. Incluso cuando peleábamos, le ordenaba que me besase para después terminar ambos pegados a una pared, yo dentro de él y él encima mío, gimiendo como locos. Junto al amor existía la locura, y yo me volvía loco junto a él.

Yo entre besos intentaba preguntarle cosas, como su nombre verdadero, su edad, lugar de origen entre otras cosas, y él respondía "¿Eso importa ahora?" pegando nuestras frentes, acariciando mi mandíbula con sus manos y nuestros labios rozándose.

Cuando Minseok nos llamó para que fuéramos a cenar ambos despertamos de nuestra hipnosis que el amor había puesto en nosotros. Él se alejó primero, pero yo lo retuve dándole un último beso antes de separarme y comenzar a limpiar el semen de Tao que había en nuestras ropas.

-No te preocupes por ocultarlo, te aseguro que los demás no se quedaron quietos durante éste tiempo.- Dijo Tao deteniéndome y entrelazando nuestras manos.

Fue peor, de hecho. Al salir de la habitación pude escuchar unos gemidos proviniendo de la habitación de al lado. Yunho y Jaejoong estaban sentados uno al lado del otro, y, muy discretamente, Jaejoong masturbaba a Yunho por debajo de la mesa. Los únicos decentes parecían Minseok y JongDae, hasta que vi las marcas en el cuello de Minseok, además de unas manchas de semen en la ropa de ambos. Finalmente, lo que habíamos hecho Tao y yo aquella tarde no fue nada al compararlo con esos conejos adictos al sexo.

Después comprendí que no era al sexo a lo que eran adictos.

Cenamos todos juntos, y después de aquello Tao arregló sus cosas para mudarse a mi mansión. Compartimos habitación, cama y otras cosas. Lo mío era suyo, y él era mío. No se inmutó al ver el tamaño del lugar, tampoco al ver todos los lujos que habían.

Él solamente dejó su maleta a un costado de la cama y sacó su pijama. Intenté salir para darle privacidad, pero al notarlo él se levantó.

-Mi deber es protegerte, y ahora si estás lejos de mí estarás en peligro- Me dijo.

Entonces sólo atiné a darle la espalda, y él se cambió rápidamente para no hacerme esperar. Yo estaba acostumbrado a dormir sólo con bóxers, así que sólo me desvestí y me dejé caer en mi cama de dos plazas.

El pijama de Tao, más que pijama era como "ropa para estar cómodo mientras duermo y también para levantarme rápidamente y matar a alguien". El pantalón era algo holgado al igual que su polera, pero podía ver sus clavículas y sus hombros sin esfuerzo.


Aquella noche fue la primera que compartí con Tao. Yo durmiendo tranquilamente mientras que él era como los gatos, dormía atento a todo su alrededor. Nunca dormí tan seguro.


No hay comentarios:

Publicar un comentario